Nuestras articulaciones son el órgano de unión entre dos o más huesos que permiten su movimiento. Es muy común sufrir algunas afecciones en estos puntos que menguan nuestro bienestar.
La artrosis, u osteoartritis, no es más que el desgaste natural de estas articulaciones. La oxidación de los tejidos debida al envejecimiento corriente potenciada por los efectos que la misma gravedad ejerce sobre nuestro cuerpo se convierte en la causa habitual. Un dato curioso en este sentido es que casi todos los vertebrados lo sufren, a excepción de aquellos que suelen colgarse boca abajo, como sería el caso de los murciélagos. Por otra parte, una alimentación inadecuada, la obesidad, la existencia de lesiones en la zona articular o un uso excesivo e inadecuado de las articulaciones son factores que también pueden favorecer la aparición de esta patología de carácter degenerativo y crónico.
El cartílago articular y el hueso sufren una desintegración causada por la erosión. Lo que se destruye no se regenera y provoca síntomas de dolor, rigidez o inflamación que se alivian con el reposo y empeoran con el movimiento. Normalmente, afecta a zonas como la del cuello, baja espalda, rodillas, muñecas y dedos.
A pesar de esta naturaleza existen muchas acciones que podemos llevar a cabo para mitigar la degeneración, la inflamación y las molestias que esta situación nos provoca.
De entrada, es importante entender que las articulaciones, por su morfología tan específica y precisa, son puntos que cuentan con una alta probabilidad de acumulación de toxinas. Por lo tanto, en un proceso de trabajo en este sentido será siempre muy importante incluir remedios que permitan el correcto drenaje de estas partes. Una muy buena opción es hacer uso de plantas medicinales con estas propiedades como el fresno, el grosellero negro, el saúco o el abedul.
Por otro lado, la cola de caballo es una planta que podemos encontrar con bastante facilidad y que, aparte de tener maravillosas cualidades como diurética y depurativa, tiene el poder de ser remineralizante, aportando al cuerpo silicio y otros minerales, convirtiéndose en un remedio muy útil en todos los procesos de degeneración articular y ósea.
Además de las acciones de limpieza y remineralizantes es interesante complementar este trabajo natural con otras opciones que realicen una labor antiinflamatoria y antioxidante. También puede valorarse la incorporación de suplementos alimenticios como la condroitina y la glucosamina que participarán de forma favorable en la regeneración de estos tejidos.
Por último, es necesario aclarar que a pesar de la similitud en los síntomas la artrosis no es lo mismo que la artritis. Ésta última es una enfermedad inflamatoria que no va relacionada con la edad. Empieza en las articulaciones más pequeñas como las de los dedos, las cuales se agrandan y se deforman. Con el paso del tiempo puede avanzar a las articulaciones más grandes. Normalmente la padecen más mujeres que hombres y se relaciona con una reacción propia de naturaleza autoinmune. En el trabajo de la artritis podemos beneficiarnos también de los remedios comentados en la artrosis, pero en estos casos será relevante incluir también algunos que tengan propiedades inmunomoduladoras.
Una vez más comprobamos que si tenemos conocimiento de lo que nos pasa y de lo que necesitamos podemos encontrar en la medicina natural un amplio abanico de recursos de los que podemos beneficiarnos haciendo un trabajo desde la conciencia.
Si padeces patologías articulares y resuenas con esta percepción holística de la salud y el desequilibrio puedes contactarme directamente clicando en el apartado «CONTACTA» que te aparece arriba en el menú. Puedes rellenar el formulario o escribirme por WhatsApp o correo electrónico y te contestaré en menos de 48 horas. La medicina natural es una muy buena manera de abordar este tipo de desajustes, actuando desde el conocimiento y con respeto a nuestro cuerpo.